Terminar un año e iniciar otro generalmente nos mueve a hacer reflexiones sobre el balance del año que termina, las cosas positivas y negativas que vivimos y las necesidades de cambio o expectativas de mejoras en el nuevo año que comienza.
Los deseos que acompañan las 12 campanadas se pueden quedar en simples deseos o podemos transformarlos en propósitos que lleven a la acción y al cambio.
Pero ¿cómo pasar del propósito a la acción y no decaer cuando el 03 de enero nos demos cuenta que tenemos las mismas angustias, tristezas, problemas por resolver y decisiones por tomar?
- Verifica que tus propósitos sean realistas y alcanzables. Ser realista pero optimista (con un pensamiento positivo) nos puede asegurar un mayor éxito. El límite eres tú mismo, pero ten en cuenta que para alcanzar nuestras metas hay que tener claro por dónde empezar y el trabajo que necesitamos hacer.
- Tu felicidad y el cambio depende de ti. Cuando hacemos planes de cambio debemos asegurarnos que los cambios dependen únicamente de nosotros y no asumir que otras personas tienen responsabilidad sobre nuestros cambios y nuestra felicidad.
- Plantea para cada propósito un plan de acción. De nada sirve tener un propósito de cambio si una vez que terminan las fiestas no te dedicas a estableces un plan de acción definido. Organízate para alcanzar tu propósito, visualiza los pasos y objetivos por etapa y tenlos definido. A algunas personas les funciona muy bien colocar su plan de acción visible.
- Establece tiempos para la acción. Si estas decidida o decidido a hacer cambios importantes en tu vida como buscar un nuevo empleo, mudarte, terminar una relación, etc., es de mucha utilidad que definas fechas topes para hacerlo. No postergues. Las decisiones que no se toman son las que más nos pesan y nos causan estrés y todas sus consecuencias negativas.
- Se flexible. Si queremos hacer cambios en nuestra vida podemos ser lo suficientemente flexibles para aceptar que podemos decaer en nuestro intento de cambio, eso sí, debemos retomar nuestro propósito inmediatamente!!!. Un paso atrás no significa un fracaso. Sigue intentándolo y revisa si debes cambiar algunas estrategias.
- Enfrenta tus propios miedos. A veces nos quedamos paralizados o no tomamos las decisiones importantes por el miedo al fracaso y nos quedamos anclados en situaciones que nos hacen infeliz. Hay un dicho que dice quien no arriesga no gana ni pierde, pero no es cierto, a veces si podemos perder mucho al no arriesgarnos.
Por último, internaliza que independientemente de las circunstancias que nos toca vivir la decisión de ser feliz es de cada uno de nosotros. Podemos tener mucho, podemos tener poco o estar con quienes amamos o no, pero la decisión de encontrar cada día una razón para reír, disfrutar o aprender está en nosotros. Tú puedes, en tu realidad, gestionar el cambio y encontrar razones para disfrutar. La felicidad no debe ser el fin si no parte de este camino que se llama vida.
Feliz año 2018 y ¡éxitos!