“Cada vez que siento esta presión en el pecho pienso que voy a morir, que ningún doctor ha descubierto lo que tengo. Tengo miedo a morir y esto no me deja vivir”.
Este relato dramático es más común de lo que piensas. Si, el miedo a morir podemos padecerlo todos en algún momento de nuestra vida relacionado con situaciones estresantes que vivimos y tiende a desaparecer naturalmente, pero en algunas personas este miedo puede permanecer, intensificarse y afectar la vida a las personas que lo padecen. Este miedo intenso pueden padecerlo hombres o mujeres entre los 25 y 45 años de edad que no tienen problemas de salud, es decir jóvenes sanos en la plenitud de su vida con pocas probabilidades de morir repentinamente.
Normalmente son más las mujeres que acuden a consulta por este problema pero cada vez hay más hombres que buscan ayuda para superar este y otros problemas.
El miedo a morir puede estar relacionado con padecer una enfermedad, con morir repentinamente o ser víctima del hampa, o todo junto; lo común es que la persona piense que en cualquier momento puede morir y esto genera ansiedad intensa que siempre viene acompañada de una alta activación del sistema nerviosos autónomo, generando síntomas desagradables que pueden desencadenar un ataque de pánico. El miedo a morir puede estar relacionado con trastornos como la agorafobia, las crisis de pánico, la hipocondría o el trastorno obsesivo compulsivo. (Leer ¿Qué son los ataques de pánico?)
No hay nada más certero que la muerte para los seres humanos, pero ¿por qué algunas personas desarrollan un miedo tan intenso a morir a pesar de saber esto?
Por supuesto nuestras creencias acerca de la vida y la muerte determinan de alguna manera lo que pensamos y sentimos acerca de ambas experiencias. La incertidumbre de lo que pueda pasar después de la muerte o pensar en el vacío y dolor que vamos a generar a nuestros familiares pueden ser un factor que desencadene este miedo. Igualmente la posibilidad de sufrir en el momento de la muerte o simplemente pensar en dejar de existir de un momento a otro es algo que aterra a muchas personas.
El problema con el miedo a la muerte es que mientras pensamos constantemente que esa sensación que tenemos a un costado de nuestro abdomen puede ser la señal de una muerte inminente, dejamos de vivir, dejamos de enfocarnos en las cosas que son realmente importantes como dar y recibir afecto, disfrutar de las cosas sencillas de la vida, tener un propósito. Entonces ¿Qué sentido tiene la vida si no podemos vivirla, si no podemos disfrutar de los momentos cotidianos, si ya no sentimos placer por enfocarnos en esa posibilidad de morir?
Cuando el miedo a la muerte comienza a afectar tu vida es hora de buscar ayuda psicológica. Volver a tener el control y enfocarte en el presente, reestructurar algunas creencias e interpretaciones erróneas, re aprender a disfrutar de la vida, son alguno de los objetivos.