Hace unas noches, luego de unos cuantos “a la cama, ya es la hora de dormir” poco efectivos, logré que mis hijos se acostaran, elevando el tono de voz y cambiando la expresión facial a una poco amigable. Entonces, mi hijo de 5 años finalmente en la cama preguntó: mami, ¿hoy no hay cuento? Un “no” rotundo apareció en mi cabeza , pero justo antes de responder me pregunté para quién sería realmente ese castigo.
Desde muy pequeños acostumbré a mis hijos a leerles un cuento para dormir, no sólo porque había leído que sería beneficioso para ellos, sino porque la literatura infantil me ha fascinado desde hace años, incluso antes de convertirme en mamá. Así que este fue un hábito fácil de incorporar a la rutina familiar y que todos hemos disfrutado enormemente.
Gracias a este interés personal, sabía que mis hijos estarían beneficiándose de las ventajas de la lectura en voz alta, tales como estimular la atención y el desarrollo cognitivo, favorecer el desarrollo del lenguaje y promover la creatividad. Investigaciones recientes destacan que la lectura en voz alta tiene un impacto positivo incluso en el desarrollo cerebral en bebés entre 6 y 9 meses.
Lo que no sabía y que ha resultado todavía más beneficioso para mí es que el cuento antes de dormir se ha convertido en nuestro espacio íntimo que, en la calma de la noche, nos ha permitido fantasear, hablar de nuestras experiencias del día, recordar las vivencias buenas y malas y, sobretodo, crear un espacio en el que tengo la oportunidad de conocer más a mis hijos.
Pareciera que en la tranquilidad de la noche, mientras escuchan una historia, reviven sus propias historias, se conectan con sus emociones más íntimas y son capaces de compartirlas para « poner afuera », en palabras, las vivencias internas que experimentaron durante la jornada.
Crear un espacio que favorezca hablar de lo que ha pasado en el día, resulta muy útil para conocerlos aún mas, genera confianza y fortalece el vínculo con los hijos, aspectos que con frecuencia se diluyen en otras necesidades cotidianas como comer nutritivo, acostarse a la hora y cumplir con los deberes escolares.
Hay noches en las que estoy realmente cansada o simplemente quiero tener más tiempo para mí y escojo un libro con un cuento corto o les narro uno rápido, sin interrupciones y poco creativo, pero siempre trato de crear ese espacio del cuento, de comunicación íntima, que con seguridad me permitirá saber un poco más de sus preferencias, sus emociones y sus aventuras del día.
Xfv nesecito ayuda para mi hija ya no se q hacer xfv