Mami, ¿cuándo tenga 18 años me van a botar de la casa? Con esta pregunta me sorprendió mi hija de 9 años una noche cuando estaba a punto de quedarse dormida y de pronto abrió los ojos de un sobresalto demandando una respuesta.
Yo, que también estaba a punto de caer rendida, mientras digería la pregunta y encontraba una respuesta más o menos coherente, atiné a preguntar las razones de su inquietud: la maestra nos dijo que aquí en Canadá los papás botan a sus hijos de la casa cuando cumplen 18 años.
Más allá si ciertamente la maestra en un intento por mostrar la cultura local dijo eso exactamente o fue la interpretación que hizo mi hija del comentario de la maestra o incluso fue su propia ansiedad de separación, lo cierto es que su pregunta me confrontó con una diferencia cultural. Criar a nuestros hijos en una cultura distinta es también parte del gran desafío que tenemos los padres como inmigrantes (ver también «El lugar de las emociones en la inmigración»).
Cada familia busca preservar sus valores personales y familiares, resaltar la importancia de su historia de familia y mantener hitos culturales de su país de origen; sin embargo, a fin de facilitar la integración de nuestros hijos, es importante incorporar en su crianza los valores y tradiciones locales del nuevo país.
Celebrar Halloween, participar activamente en las actividades que organiza nuestra comunidad, hacerle la carta al Viejito Pascuero (además de al Niño Jesús) o hacer una cena en familia para dar gracias, son actividades que ayudarán a los niños a integrarse mejor en la medida que comienzan a tener más cosas en común con sus compañeros de clase. A nosotros también nos ayudará a echar raíces y a formar parte cada vez más del país que escogimos para tener una mejor calidad de vida.
Al final le dije a mi hija que no la botaríamos nunca, pero que estaba segura que sería ella quien iba a querer irse pronto a vivir su propia vida.
Me gusto mucho su artículo , como mamá inmigrante hay muchas cosas que aun no asimilo de mi nuevo país y que siendo honesta quizá nunca las adoptare 100% por ejemplo del Halloween , sigo sin entender ¿porque hay que salir en la noche con frío a pedir dulces de casa en casa? , Si ya lleve a mis hijos a una fiesta de Halloween , Si ya se fueron disfrazados a la escuela y llegaron con montones de dulces , ¿para qué pedir más? No entiendo , jamás he salido a pedir dulces a la calle, pero Si disfrazo a mis hijos porque ellos me lo piden , vamos a fiestas y convivimos y ya lo demas se me hace una exageración . Eso si no duden que en años que vienen y que mis hijos sean mayores estaré en la calle acompañandolos pidiendo dulces , ni modo.
Atenea, muchas gracias por tu comentario. Ciertamente hay ritos o costumbres que son más difíciles de adoptar que otros cuando llegamos a un nuevo país. Al final de lo que se trata es que logremos integrarnos lo más rápido y mejor que podamos. A veces ayuda introducir nuestras propias variantes. Por ejemplo, permitir que ese día o el siguiente fin de semana coman un poco más de dulce de lo habitual, pero dejar claro que no podemos comer todo lo que recogimos. En la escuela de mis hijos por ejemplo, al día siguiente mandaron una circular para pedir que donaran los dulces de más. Me pareció una buena idea. Estoy segura que poco a poco encontrarás la manera de disfrutar disfrazarte y salir en medio del frío a mover «el esqueleto». Suerte!!