La maternidad está llena de emoción

La maternidad es un rol ancestral que ejercen la mayoría de las mujeres en diferentes culturas, lo que conlleva a que en muchos casos exista la creencia que ser madre es algo natural y que una vez con el bebé en brazos, el instinto materno aflorará y nos permitirá tomar las mejores decisiones.

Sin embargo, quienes hemos transitado por este camino sabemos que no siempre funciona así  y que medidas aparentemente sencillas pueden convertirse en experiencias cargadas de ansiedad que terminan por hacernos sentir culpa y desasosiego.

La maternidad es un proceso que viene cargado de emociones derivadas de nuestras propias vivencias personales, nuestra historia de vida y, sobretodo, de la relación con nuestra propia mamá. De allí que cada etapa con nuestros hijos, desde que nos enteramos que estamos embarazadas, resulta tan compleja y llena de tanta emocionalidad, generando en muchos casos que los intentos de ayuda de otras madres al recomendarnos su propias experiencias, no resulten exitosas para nosotras.

Cuando nuestros hijos son todavía bebés, hay temas como la lactancia a libre demanda, el destete o dormir en la cama con los niños (llamado colecho) que generan controversia y que se convierten en una difícil encrucijada al momento de tomar una decisión, no sólo porque hay muchas posturas al respecto sino además, porque cuando finalmente pensamos que hemos tomado la decisión correcta, ponerla en práctica resulta una misión casi imposible, aun cuando nos hayamos leído los libros, consultado a especialistas o hayamos hecho el “mejor” curso prenatal.

Es muy probable que hayamos pasado por algunas de estas situaciones: Una mamá nos dice «yo le quité la teta fácil, le metí un chupón en la noches y listo « y nosotras lo intentamos, no resulta y además terminamos sintiendo que somos crueles;  o bien nos recomiendan «sácalo de la cama ahorita que tiene un año, va a llorar 2 o 3 días y ya», mientras nosotras, dos semanas después, no logramos que pase más de una hora en su cuna, con la culpa despertándonos cada mañana.

Frente a estas ambivalencias  emocionales, que acompañan nuestras decisiones sobre “el mejor momento” para dar un paso, es la ocasión para preguntarnos qué será lo que realmente sentimos frente a esta decisión. Por ejemplo, será que seguir amamantando a mi hijo a los 3 años me hace sentir poderosa o dormir con mi hijo en la cama me hace sentir segura. O por el contrario, dejarlo llorar en la cuna es lo mejor para que sea independiente, como mi mamá no me dejó ser.

Aquí es donde nuestra historia personal tiene un peso relevante para que las decisiones que tomemos en torno a nuestros hijos sean coherentes, tengan sentido y finalmente lleguen al resultado esperado.  Más allá de si la lactancia prolongada es lo mejor para el bebé o el “colecho” genera niños más inteligentes, lo importante es que nuestras decisiones, luego de contar con toda la información, estén en línea con nuestras emociones. Ser consciente de nuestros sentimientos desde el inicio, nos permitirá ser mejores madres para nuestros hijos y ayudarlos a manejar sus propias emociones más adelante.

1 comentario en «La maternidad está llena de emoción»

Los comentarios están cerrados.