Cuando nuestros hijos tienen dificultad para hacer amigos, se desaniman con facilidad, la maestra nos dice que no participa en clase o se muestran excesivamente inseguros frente a nuevas tareas, con frecuencia nos preguntamos si será que tiene un problema de autoestima.
Tradicionalmente, la autoestima ha sido entendida como la valoración que tenemos de nosotros mismos, y, por tanto, cuán confiado nos sentimos para enfrentarnos a las dificultades. Sin embargo, otro elemento importante para desarrolla esa confianza, es la discrepancia que puede existir entre lo que queremos ser, es decir nuestro ideal, y lo que sentimos que somos. De esta forma, en la medida que se parezca más lo que quiero ser y lo que siento que soy, podré conocer mejor mis fortalezas y debilidades para manejarlas adecuadamente y confiar más en lo que soy capaz de hacer.
En ocasiones los problemas de rendimiento escolar, más que un trastorno del aprendizaje, están más bien ligados a una baja confianza en sí mismos, al igual que el miedo excesivo ante nuevas tareas o nuevos entornos.
Ayudar a nuestros hijos a conocer (y reconocer) sus destrezas y habilidades, al igual que sus incompetencias y dificultades, favorecerá la expresión de sus sentimientos y emociones, mejorará la confianza en sí mismos y los ayudará a tolerar mejor la frustración.
Es mucho lo que padres y maestros pueden hacer en esta materia, incluso desde edades tempranas, para propiciar estados emocionales positivos que se traduzcan en la base de una mayor confianza en sí mismos. Es fundamental reconocer a cada niño como un ser único, con sentimientos y ritmos diferentes a los de sus amigos o hermanos. Allí comienza el respeto hacia ellos, que sentará la base para el establecimiento de relaciones respetuosas con su entorno familiar, escolar y social. También puede ayudar:
- Reconocer el esfuerzo que hacen para culminar una tarea como vestirse (o sólo ponerse las medias), terminar sus deberes académicos o hacer un dibujo, sin compararlos con hermanos o amigos, los ayuda a sentirse valiosos y únicos.
- Generar momentos de familia para compartir como la hora de la comida, la merienda y espacios de juego, son ocasiones que permiten a los padres generar vínculo con sus hijos, conocer qué hacen en la escuela, quiénes son sus amigos y qué les agrada o desagrada del colegio.
- Propiciar autonomía en los niños a través de la toma de decisiones sencillas como escoger su ropa o el vaso que quieren usar, les permite entrenarse para desarrollar la capacidad de decidir en el futuro y hacerse responsables de sus propias decisiones.