Aunque estas fechas son sinónimo de alegría, esperanza y amor, son muchas las personas que se sienten triste o desesperanzadas y buscan apoyo u orientación psicológica
La segunda mitad del mes de diciembre suele mover nuestras emociones; los niños se sienten felices por las vacaciones, por armar el arbolito o el pesebre y por la llegada del niño Jesús que traerá consigo los esperados regalos. Nosotros los adultos podemos contagiarnos de esa motivación y alegría al mismo tiempo que esperamos el encuentro con las personas que amamos.
Sin embargo, estas fechas también nos confrontan con las circunstancias que hemos vivido durante el año, las metas alcanzadas y nuestras expectativas sobre como deberíamos estar.
Para muchos es un momento de reflexión que puede llevar a la tristeza por el balance que hacemos del año: No logré lo que quería, terminé una relación importante, estoy solo, no podré estar con la familia, son algunas de las frases que suelo escuchar en consulta. (Leer «¿Tocó la puerta la tristeza?)
Y aunque todas las emociones son parte del ser humano, incluida la tristeza ¿Cómo podemos hacer para superarlas y pasar estas fechas lo mejor posible?
Algunas recomendaciones:
- Entender que es lo que nos hace estar triste es el primer paso para superarlo. ¿Pienso que estoy sólo y lo estaré incluso el año que viene? ¿Pienso que fracasé o seguiré fracasando? La interpretación que hagamos de lo que nos sucede y los pensamientos relacionados a ello son lo que provoca nuestra emoción.
- Trata de pensar en términos de temporalidad sobre las circunstancias que evalúas como negativas: el hecho que no tengas pareja no significa que no la tendrás nunca más, el hecho de que no tengas trabajo no significa que no lo encontrarás en los próximos días, el hecho que estés en una crisis económica no significa que esa crisis durará por siempre, el hecho de que estés sin tu familia no significa que no los verás nunca más. Las circunstancias siempre pueden cambiar y hay que enfocarse en esos cambios.
- Haz un recuento cada día de las cosas por las que puedes agradecer: salud, amor, techo, alimentos. Aún las cosas más simples se pueden agradecer, como tener una linda vista o el abrazo de tus hijos en la mañana. Dirige la atención hacia las cosas positivas que tienes y no sobre lo que te falta.
- Intenta seguir las tradiciones que te gustan aunque te sientas triste: ¿No te provoca montar el arbolito de navidad? Haz el intento y verás cómo contemplar tu obra cuando la termines te hará sentir más feliz. Invita a personas a que compartan contigo ese momento.
- Si estás sólo busca personas con quienes puedas compartir. Las personas que emigran pueden sentirse solos y aunque estés alejado de tu familia y personas queridas, estoy segura que tienes amigos y conocidos con quienes compartir la Navidad o el Año Nuevo. Anímate a preguntarle a las personas que conoces si puedes pasar con ellos alguna de estas fechas, te sorprenderá cuantas personas están dispuestas a brindar afecto y solidaridad, sólo debes intentarlo. También puedes buscar grupos de tu país que celebren juntos la navidad y únete a ellos.
- Si perdiste a un ser querido recientemente van a ser momentos duros y tristes propios del duelo. La tristeza en estos casos es normal y no tienes la obligación de estar alegre. Quizás te puede ayudar enfocarte en lo que esa persona te dejo y enseñó en vida y agradecer por ello. Tómate tu tiempo. Si siente que necesitas ayuda, búscala.
Por último, céntrate en el significado de estas fechas espiritualmente más que en su significado comercial. Sí, es un buen momento para reencontrarnos con nosotros mismos, agradecer lo que tenemos y expresar nuestro amor a las personas importantes, al mismo tiempo que nos centramos en las metas del siguiente año. En realidad no necesitamos ropa nueva o lujos y nuestros hijos tampoco lo necesitan por lo que no nos sintamos presionado por necesidades que no son tales. Demos valor a lo que es realmente importante. ¡Feliz Navidad!